NotPetya, también conocido como Petya/NotPetya o ExPetr, es un ciberataque masivo que se produjo en junio de 2017 y tuvo un alcance global, afectando a diversas organizaciones en múltiples países. Este malware, aunque a menudo se le menciona como un ransomware, en realidad actuaba más como un wiper, ya que su objetivo principal no era tanto extorsionar dinero como causar destrucción y disrupción.
NotPetya apareció el 27 de junio de 2017, inicialmente afectando a múltiples organizaciones en Ucrania, incluyendo bancos, aeropuertos, servicios de transporte, y centrales eléctricas. Rápidamente se expandió a otras partes del mundo, afectando a empresas como Maersk, Merck, y el gigante de la publicidad WPP. A diferencia de otros ataques, este fue notable por su virulencia y sofisticación, lo que llevó a una rápida propagación.
NotPetya se originó a través de una actualización de software comprometida del programa de contabilidad MeDoc, el cual es muy popular en Ucrania. Quienes utilizaban este software recibieron una actualización automática que contenía el malware, permitiendo que NotPetya se introdujera inicialmente en las redes corporativas.
Una vez dentro de una red, NotPetya utilizaba múltiples métodos para propagarse:
NotPetya cifraba la Master File Table (MFT) del sistema de archivos NTFS, lo que hacía que el sistema operativo fuera incapaz de ubicar los archivos en el disco y, por ende, hacer imposible el acceso a los datos. También sobrescribía el MBR (Master Boot Record) con su propio código malicioso. Al reiniciar el sistema, los usuarios veían una pantalla de ransomware, demandando un pago en Bitcoin para recuperar los datos.
Sin embargo, a diferencia de los ransomware tradicionales, NotPetya estaba diseñado de manera que la recuperación de los datos era prácticamente imposible, incluso si se pagaba el rescate. Esto sugiere que sus creadores estaban más interesados en causar daño que en obtener dinero.
Los efectos de NotPetya fueron devastadores:
Para mitigar este tipo de ataques, las organizaciones tomaron varias medidas:
NotPetya fue un recordatorio contundente de la necesidad de una ciberseguridad robusta y resiliente, adaptada al contexto actual de amenazas sofisticadas y persistentes.