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La imagen muestra un fondo azul con un texto centrado en letras blancas que muestra la palabra bad-rabbit-(2017)

Última modificación: 2024-06-20

Bad Rabbit fue un ransomware que surgió en octubre de 2017 y afectó a múltiples sectores a nivel global, aunque sus principales víctimas se encontraron en Rusia y Ucrania. Aquí te ofrezco una visión detallada de su historia, efectos y métodos de infección:

Historia

Bad Rabbit apareció inicialmente el 24 de octubre de 2017 y se propagó rápidamente, afectando a importantes infraestructuras, incluidas agencias de noticias y organizaciones gubernamentales. Aunque en un principio se pensó que era una variante del famoso ransomware NotPetya, los análisis posteriores demostraron que, aunque compartían algunas similitudes, se trataba de un malware distinto.

Efectos

Al igual que otros tipos de ransomware, Bad Rabbit cifraba los archivos del sistema infectado y mostraba una nota de rescate solicitando a las víctimas el pago de un rescate en Bitcoin para recuperar el acceso a sus datos. Las víctimas recibían un mensaje que indicaba que sus archivos habían sido cifrados y que se les cobraba aproximadamente 0.05 bitcoins (alrededor de $280 en ese tiempo) para obtener la clave de descifrado.

Los sectores más afectados incluyeron medios de comunicación, transporte y entidades gubernamentales. Entre las víctimas notablemente conocidas se encontraron:

  • Interfax: Una de las principales agencias de noticias en Rusia.
  • Odesa International Airport: El aeropuerto internacional de Odessa en Ucrania.
  • Kyiv Metro: El sistema de metro en Kiev, Ucrania.

Métodos de Infección

A continuación, se detallan los métodos mediante los cuales Bad Rabbit conseguía infectar los ordenadores:

Ingeniería Social y Drive-by Downloads

Uno de los métodos principales de distribución de Bad Rabbit fue a través de sitios web comprometidos que ejecutaban lo que se conoce como "drive-by download". Esto significa que los visitantes de estos sitios web eran engañados para descargar un falso paquete de actualización del software Adobe Flash Player.

  1. Acceso al Sitio Web: Los usuarios visitaban sitios web legítimos comprometidos previamente por los atacantes.
  2. Falsa Actualización de Flash: En estos sitios aparecía una alerta falsa que instaba a los usuarios a descargar una urgente actualización de Adobe Flash Player.
  3. Inyección del Malware: Al aceptar la actualización y descargar el archivo, en realidad se instalaba el malware Bad Rabbit.

Uso de Herramientas de Penetración

Bad Rabbit también empleaba herramientas y técnicas de penetración conocidas para propagarse dentro de redes internas una vez que había infectado un sistema inicial:

  1. Mimikatz: Una herramienta de código abierto utilizada para extraer credenciales de Windows de la memoria.
  2. SMB (Server Message Block): Utilizando las credenciales recuperadas, Bad Rabbit se propagaba a otros sistemas a través del protocolo SMB.

Uso de Medidas de Prevención Inadecuadas

La falta de medidas de ciberseguridad adecuadas facilitó la propagación de Bad Rabbit. Muchas organizaciones no contaban con sistemas actualizados ni medidas de respaldo robustas, lo cual aumentó su vulnerabilidad al ataque.

Contramedidas y Prevención

Para protegerse de Bad Rabbit y otros tipos de ransomware, se recomendaron varias prácticas de seguridad:

  1. Actualizaciones y Parches: Mantener todos los sistemas y software actualizados con los últimos parches de seguridad.
  2. Copias de Seguridad: Implementar estrategias robustas de respaldo y recuperación de datos.
  3. Conciencia y Educación del Usuario: Capacitar a los empleados para que reconozcan intentos de ingeniería social y eviten descargar software de fuentes no confiables.
  4. Herramientas de Seguridad: Implementar software de seguridad que incluye firewalls, antivirus y sistemas de prevención de intrusiones (IPS).

En conclusión, Bad Rabbit es otro ejemplo de cómo el ransomware puede causar estragos a gran escala utilizando una combinación de ingeniería social y técnicas de hacking avanzadas. La clave para mitigar estos ataques radica en la prevención proactiva y en mantener una postura de ciberseguridad resiliente.




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