Apple liquid glass: es solo un truco.

Fecha: 2025-12-03 10:53:48 Autor: Alex Rubio

Apple llevaba años sin tocar de verdad la piel de sus sistemas operativos. En 2025, por fin se ha atrevido… y ha decidido hacerlo con Liquid Glass, un “material de software” que ahora domina iOS 26, iPadOS 26, macOS Tahoe, watchOS, tvOS y visionOS.

En la nota oficial suena casi mágico: un cristal líquido translúcido que refleja y refracta lo que tiene detrás, se adapta a luz y movimiento y “da más protagonismo al contenido”.

La realidad, vista desde la usabilidad y el día a día, es bastante menos poética: Liquid Glass es un experimento de marketing que ha convertido la interfaz de Apple en un terreno resbaladizo, ruidoso y, para muchos, incómodo de usar.

Vamos por partes.


Qué es exactamente Liquid Glass (más allá del eslogan)

Si quitamos el envoltorio de marketing, Liquid Glass es:

  • Un nuevo lenguaje visual unificado para todas las plataformas de Apple: móviles, tablets, Mac, reloj, TV y casco de realidad mixta.

  • Un material “cristalino” que:

    • Es translúcido y deja ver el fondo.

    • Aplica reflejos y refracciones “realistas”.

    • Cambia ligeramente con el movimiento del dispositivo.

    • Ajusta automáticamente el contraste en modo claro/oscuro.

  • Una capa por encima de casi todo: iconos, widgets, Dock, barra de menús, paneles, controles, notificaciones y Centro de Control.

En iOS 26, por ejemplo, ves Liquid Glass en:

  • El lock screen con bordes de cristal y tipografías “flotantes”.

  • El Centro de Control, donde cada grupo de botones es una burbuja translúcida superpuesta a lo que tengas de fondo.

  • Los iconos, ahora con más capas, brillos y un modo “clear” donde parecen transparentes y dejan pasar el fondo.

En macOS Tahoe el efecto llega al Dock, las barras laterales y la barra de menús, que puede ser totalmente transparente, dejando ver a través de ella las ventanas que haya detrás.

Sobre el papel, suena a evolución natural del “cristal esmerilado” que Apple lleva usando desde macOS X y iOS 7. En la práctica, han apretado tanto el pedal del efecto visual que han atropellado varios principios básicos de diseño de interfaces.


Las “novedades” de Liquid Glass… vistas sin las gafas de marketing

1. Transparencia agresiva y omnipresente

La principal novedad es obvia: casi todo es transparente. Paneles, menús, botones, pestañas, barras de navegación… todo es un cristal que deja ver el fondo. Apple habla de “mayor vitalidad”, “profundidad” y “expresividad”.

Pero transparencia no es sinónimo de claridad. Estudios de usabilidad como el de Nielsen Norman Group concluyen que, en iOS 26, el nuevo lenguaje visual “oscurece el contenido en lugar de resaltarlo” y sustituye patrones claros por otros nuevos que añaden fricción innecesaria.

2. Iconos y widgets “en 3D” que compiten con el contenido

Otra novedad muy visible:

  • Iconos con capas, brillos, reflejos y ligeros movimientos al inclinar el dispositivo.

  • Widgets integrados en paneles de cristal con bordes suaves y animaciones fluidas.

Visualmente puede gustar o no, pero hay una consecuencia clara:
la jerarquía visual se diluye. El icono deja de ser un símbolo claro y pasa a ser un objeto decorativo que compite con el fondo, con el wallpaper y con otros elementos translúcidos.

Diseñadores de tipografía y UX han señalado que Liquid Glass hace mucho más fácil romper la legibilidad: tipografías finas sobre fondos complejos, títulos blancos sobre brillos azules, capas de translucidez superpuestas… Un sistema de diseño debería proteger de estos errores, no potenciarlos.

3. Barras y menús flotantes que rompen años de memoria muscular

En iOS 26 se ha introducido una tendencia clara: navegación flotante.

  • La barra inferior deja de pegarse al borde de la pantalla y flota en una “pastilla” centrada y redondeada.

  • En apps como Música o Fotos, las barras se contraen, cambian de tamaño y se reconfiguran en función del scroll.

Esto rompe algo muy básico: durante años, el borde inferior de la pantalla ha sido un lugar estable, fácil de alcanzar y predecible. Ahora los controles aparecen y desaparecen, se mueven unos píxeles arriba o abajo, cambian de forma… y eso va directamente contra principios de diseño clásicos como Fitts. En macOS Tahoe, la barra de menús transparente y “despegada” del borde superior genera quejas similares: más bonito en la demo, menos eficiente al usarlo todo el día.


El coste real: usabilidad, accesibilidad y salud visual

1. Quejas de legibilidad y “mareos” desde el día uno

No hablamos solo de cuatro personas en Twitter. Desde las betas de iOS 26 se acumulan reportes de:

  • Texto difícil de leer cuando el fondo es una foto o un wallpaper colorido.

  • Iconos que se confunden con el fondo al usar estilos como “Dark”, “Clear” o “Tinted”.

  • Sensación de mareo, vértigo o fatiga visual provocada por la combinación de transparencias y micro-movimientos.

Medios como TechRadar hablan de usuarios que describen la interfaz como “un infierno óptico”, y recomiendan directamente activar Reduce Transparency y Increase Contrast para poder usar el móvil con normalidad.

Cuando un diseño necesita que la gente entre corriendo a accesibilidad para apagarlo, algo no se ha pensado bien.

2. Apple, rectificando en tiempo récord (y en silencio)

El giro ha sido tan brusco que Apple ha tenido que ir rebajando el efecto en cada beta:

  • En las versiones de prueba de iOS 26, Apple redujo ya la transparencia de barras y botones para mejorar la legibilidad.

  • Con iOS 26.1 introduce un control específico para ajustar la transparencia de Liquid Glass, con modos más opacos (como “Tinted”) pensados para mejorar contraste.

Traducción: el gran “material estrella” necesita un botón de “rebajar brillo” a los pocos meses de nacer. Eso no es evolución; es damage control.

3. Accesibilidad y principios propios… por la ventana

Varios expertos en UX han señalado lo obvio: Liquid Glass choca frontalmente con la propia guía de accesibilidad de Apple:

  • Contrastes al límite de lo aceptable o directamente por debajo.

  • Controles clave que se vuelven difíciles de localizar sobre fondos complejos.

  • Animaciones y efectos que distraen más de lo que ayudan.

El problema no es solo estético; es de coherencia. La misma Apple que presume de ser referente en accesibilidad lanza un lenguaje visual que obliga a miles de usuarios a desactivarlo para poder usar el sistema sin dolor de cabeza.


El Mac: cuando el “cristal” se come la herramienta

En el Mac el choque es aún más evidente.

macOS Tahoe se vende como una actualización “hermosa y familiar” que refina Dock, barras laterales y menús usando Liquid Glass. La barra de menús se vuelve transparente, el Dock flota sobre el fondo, los paneles se fragmentan en burbujas.

¿Qué reportan muchos usuarios y desarrolladores?

  • Inconsistencia visual: algunos controles usan Liquid Glass, otros no; algunas barras respetan las reglas de “concentricidad” de radios de borde, otras las rompen.

  • Bugs visuales especialmente en Safari y Finder: bordes raros, superposiciones extrañas, artefactos cuando hay ventanas detrás de la barra de menús.

  • Sensación de “ruido” y pérdida de claridad: varios hilos en MacRumors y foros técnicos hablan de Tahoe como “más desorden que claridad”, especialmente en ventanas con muchas columnas o paneles.

Para una máquina de trabajo, donde lo importante es ver datos, jerarquía y estructura, que la interfaz se convierta en una colección de vidrios superpuestos es un paso atrás obvio.


El elefante en la habitación: esto no va de ti, va de Vision Pro

Varios análisis apuntan a algo que Apple nunca va a decir en una keynote, pero se ve venir:

Liquid Glass parece estar diseñado más para preparar al usuario para la “computación espacial” (Vision Pro y lo que venga después) que para mejorar su experiencia actual en un iPhone o un Mac.

  • El lenguaje bebe directamente de visionOS: paneles flotantes, capas translúcidas, bordes redondeados, luces que simulan volumen.

  • Algunos diseñadores destacan que es “el primer vistazo a un mundo más allá de la pantalla”, un puente entre interfaces planas y entornos 3D.

El problema es simple: han convertido a cientos de millones de usuarios en beta testers de una transición pensada para otro producto.
Si tienes un Vision Pro, quizá tenga sentido acostumbrarte a este lenguaje. Si “solo” usas un iPhone o un Mac para trabajar, navegar y escribir emails… el beneficio real es discutible.


Reacción de los usuarios: del “wow” al “qué demonios es esto”

La respuesta pública ha sido, siendo suaves, dividida:

  • Titulares hablando del “diseño más feo que Apple ha hecho nunca” y de iconos que parecen “piel de Play-Doh brillante”.

  • Diseñadores y expertos en UX calificando la interfaz de “beautiful but breaking usability” y señalando patrones contradictorios entre apps (barras de búsqueda arriba, abajo, flotando…).

  • Foros repletos de comentarios hablando de “hot mess”, de pérdida de atención al detalle y de bugs que se arrastran versión tras versión mientras se prioriza la estética.

Apple, por supuesto, vende Liquid Glass como “el mayor cambio de diseño en una década”. Técnicamente es verdad. El problema es en qué dirección está cambiando.


¿Hay algo bueno en todo esto?

Ser justos tampoco mata:

  • La idea de unificar el lenguaje visual entre plataformas tiene sentido: simplifica el trabajo de desarrolladores y reduce el choque al saltar de iPhone a Mac o a Apple TV.

  • Algunas nuevas pautas, como la reorganización de acciones principales, el rediseño del Centro de Control o ciertos patrones de navegación, podrían vivir perfectamente… sin tanto cristal.

  • El sistema sigue ofreciendo opciones para domesticar la bestia: reducir transparencia, aumentar contraste y ahora incluso controles específicos para el material Liquid Glass.

Pero ahí está la clave: lo mejor de la actualización no depende de Liquid Glass.
El nuevo diseño hubiera sido más sólido si Apple hubiera priorizado patrones de interacción y accesibilidad, y no un efecto visual que está obligando a rebajar sus propios principios de diseño.


Un cristal muy caro que empaña la vista

Liquid Glass no es solo un cambio de “tema” o un nuevo wallpaper. Es el síntoma de una Apple que:

  1. Prioriza la foto de la keynote sobre la experiencia de uso diaria.

  2. Está dispuesta a sacrificar legibilidad, consistencia y accesibilidad para empujar un lenguaje visual que encaja mejor con su narrativa de futuro (Vision Pro, “spatial computing”) que con las necesidades reales de la mayoría de usuarios hoy.

  3. Se ve obligada a rectificar sobre la marcha, añadiendo parches y toggles para que la gente pueda seguir usando su teléfono sin marearse.

¿Se puede vivir con Liquid Glass? Sí, desactivando medio diseño desde Ajustes.
¿Es el paso adelante en experiencia de usuario que Apple promete? No. Es, de momento, un experimento caro que rompe más de lo que mejora.

Si Apple quiere que este cristal no acabe hecho añicos, tendrá que hacer algo muy poco glamuroso pero absolutamente necesario: dejar de mirar tanto su propio reflejo en el vidrio y volver a mirar cómo lo usan las personas que están al otro lado de la pantalla.

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